“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.
Juan 14:6
Jesús es la Verdad que revela al Padre. Por medio de él puedes tener una relación personal con Dios. Esta no es una relación solamente intelectual que consiste en aprender conceptos o ideas abstractas sobre quién es Dios. No, es una relación personal, por eso Jesús es la Verdad Relacional. Es solamente a través de Jesús (exclusividad) que puedes relacionarte con tu Padre Celestial.
Por eso, si eres discípulo de Jesús, le debes una obediencia incondicional, este es el papel del seguidor. Pero, no podrías obedecer incondicionalmente si no es por la acción reveladora de la Verdad, una actividad que únicamente realiza el Espíritu Santo en tu vida.
Es posible que el sufrimiento pueda darse por motivo de la obediencia incondicional a Jesús. Él sufrió por ti, por lo tanto, tú también estás llamado a sufrir por él. Pero no es el fin de la historia. Jesús resucitó y ascendió a los cielos donde fue coronado como Rey de Reyes y Señor de Señores y te prometió que iba a volver por segunda vez. Esa es la esperanza que tienes. Y mientras esperas, él te dice: “en el mundo tendréis aflicción, pero confiad yo he vencido al mundo” (Jn. 16:33).
Mientras esperas la segunda venida de Jesús, como su discípulo, estás llamado a cumplir la misión que te ha encomendado: proclamar las Buenas Nuevas del Evangelio. Con sufrimiento o sin sufrimiento debes ser fiel a la misión que te ha sido encomendada, recordando que no estás solo en este mundo, porque tu Padre Celestial está contigo.
En Cristo,
Álvaro Méndez – Capellán ING
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