«El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre«.
Génesis 9: 6
El homicidio de otros seres humanos está terminantemente prohibido en la Biblia. La razón de esa prohibición es que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, por eso la vida humana es sagrada y en ese sentido es santa, separada de las otras criaturas a quien Dios le dio permiso al hombre para matarlos y alimentarse de ellos.
La santidad de la vida es aplicada al ser humano por ser hechos a imagen y semejanza de Dios, a pesar de que esa imagen ha sido corrompida por el pecado. Por eso no hay nada sagrado en nuestro estado caído como seres humanos. Esta situación pecaminosa del ser humano, y este valor de la vida inherente al ser humano que es la santidad de la vida, es la razón que nos impulsa como cristianos a compartir el evangelio de Jesucristo, ya que por él somos justificados, redimidos, santificados, regenerados por el poder del evangelio.
El evangelio de Jesucristo te debe llevar a la defensa de la vida humana que, en sí, es sagrada. Debes poner en práctica el gran mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo. La violencia, la opresión, la injusticia, la discriminación social, racial, de cualquier índole, son formas de maldad que como cristiano debes combatir, así estarás construyendo un mundo mejor donde more la justicia. Eso hace parte de la misión de difundir el evangelio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
En Cristo,
Álvaro Méndez – Capellán ING
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