«Ni el rico aumentará, ni el pobre disminuirá del medio siclo, cuando dieren la ofrenda a Jehová para hacer expiación por vuestras personas.»
Éxodo 30: 15.
Cuando se hacía un censo en el pueblo de Israel, cada persona tenía que pagar un rescate por su vida, el precio era medio ciclo. El rico no tenía que dar más, ni el pobre menos, ya que Dios no hace acepción de personas. La vida del hombre es santa, porque el hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios, por eso se debía pagar el rescate por la vida de cada hombre. Así, Dios pagó tu rescate con la muerte de Cristo, su sangre fue el precio de tu expiación para reconciliarte con él.
En Cristo,
Álvaro Méndez – Capellán ING
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