Por causa del pecado tanto la humanidad como la creación caminan hacia la destrucción. Esa degradación empezó desde que Adán y Eva pecaron, pero en el plan de Dios hay un programa de renovación y restauración. Él ha escogido a la iglesia para ejecutar ese plan. ¿Somos instrumentos de Dios para que este plan se realice?
La obra de Cristo en la cruz no solamente consiste en tratar con el pecado del hombre para perdonarlo, también incluye la transformación y renovación de la creación. Por esta razón, el ministerio de la Iglesia en el mundo es tan importante y vital, es un llamado universal y no tan solo personal.
Busquemos como ministerio estar dentro de los planes de Dios para extender su Reino. Que nuestro deseo sea ser instrumentos por medio del cual Dios realiza su obra salvadora, vivificadora, transformadora de los hombres, de la sociedad, del mundo y de la naturaleza. No debemos desanimarnos en el desarrollo del plan de trabajo que Dios ha trazado para nosotros y nuestro ministerio, recuerda que en Cristo somos más que vencedores.
La conversión es el inicio hacia esa vida vivificante que Cristo ofrece, se nos indica que recibiremos poder cuando haya venido sobre nosotros el Espíritu Santo. Por lo tanto, debemos ser testigos e ir a hacer discípulos a todas las naciones, hasta lo último de la tierra. Este encargo enfoca nuestra visión y misión transformadora y renovadora del evangelio.
En Cristo,
Álvaro Méndez – Capellán ING
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