Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.
1 Corintios 2: 14.
El hombre natural es aquel que no ha nacido de nuevo, por eso no entiende la voluntad de Dios, porque su mente está entenebrecida por el pecado. Pero la persona que es nacida de nuevo ha sido renovada por el Espíritu Santo y su mente puede discernir la voluntad de Dios porque está siendo renovado espiritualmente, como dice Romanos 12: 2: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Esta renovación es el resultado del estudio bíblico disciplinado e iluminado por el Espíritu Santo.
Álvaro Méndez – Capellán ING
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