Y volvió a decir: No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez.
Génesis 18: 32.
El amor de Dios está vinculado a su gracia. Un ejemplo de esto se encuentra en la historia de Abraham, quien intercedió para que Dios no destruyera Sodoma. En respuesta a la petición de Abraham, Dios siempre respondió: por amor a los 50, a los 45, a los 40, a los 30, a los 20, a los 10. Dios siempre le respondió, diciendo que por amor a ellos no llevaría a cabo la destrucción. Aunque merecemos el justo castigo de Dios por nuestros pecados, Él, por amor a su nombre, no nos destruye. En cambio, nos redime, perdona, salva y transforma a su imagen y semejanza, para que podamos ser herederos de la vida eterna por siempre.
Dios les bendiga,
Álvaro Méndez – Capellán ING
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