Tus testimonios son muy fidedignos; la santidad conviene a tu casa, eternamente, oh Señor.
Salmo 93: 5.
La santidad nos conviene pues somos casa de Dios. Si la santidad nos conviene, ¿cómo podremos conseguirla? Para conseguir la santidad debemos tener diariamente la vida de Cristo en nosotros. Pablo decía “Ya no vivo yo, más Cristo vive en mí”. Buscar la santidad es establecernos bien en los caminos de Cristo, pero debemos perseverar hasta el fin, amando a Dios y a nuestro prójimo como a nosotros mismos, meditando en la persona de Cristo, orando, así avanzamos en el camino de la santidad.
Álvaro Méndez – Capellán ING
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