“Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto”.
Santiago 5:17-18
Elías enfrentó a los profetas de Baal. La batalla se concretó en un enfrentamiento de oración. Por un lado, los profetas de Baal oraban a un Dios falso, por el otro, Elías oraba al Dios verdadero, el cual respondió su oración. Por eso, la oración de Elías fue una lucha contra el paganismo y los planes del enemigo, los cuales fueron deshechos por su oración. De igual manera, tu oración apunta a luchar contra los planes del enemigo. El apóstol Pablo dice: “No tenemos lucha contra sangre y carne” (Ef. 6:12) la oración es un combate a muerte contra las huestes malignas.
Cuando el Señor Jesús en la oración del Padre Nuestro dijo: “Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” (Mt. 6:10) está pidiendo que Dios tome el control de situaciones que no se pueden controlar. Esta oración te recuerda que no vas a poder controlar todas las situaciones que se te presentan. Por lo tanto, tus oraciones se convierten en un peligro en contra de los planes del enemigo, porque pueden revertir sus planes, tal como Elías, quien, al orar pudo derrotar los planes de los profetas de Baal.
Tú, como Elías, eres imperfecto. Tienes pasiones semejantes a las de él. Pero, a pesar de eso, él se atrevió a orar. Tú también debes atreverte a orar a pesar de tus imperfecciones, porque de esa manera, así como Elías combatió el paganismo, tú también combatirás y destruirás la obra del enemigo. ¿Qué planes del enemigo están destruyendo tus oraciones? ¿En qué tipo de lucha espiritual estás en contra del enemigo? ¿Están siendo eficaces tus oraciones? La oración es una guerra espiritual que debes ganar en contra de los planes del enemigo.
En Cristo,
Álvaro Méndez – Capellán ING
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