Nadad y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó. 2 y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová.
Levítico 10: 1,2.
Las tareas ministeriales que Dios nos asigna debemos hacerlas, no a nuestra manera, sino a la manera de Dios. La tarea ministerial de los hijos de Aaron era ofrecer el incienso, pero no usaron el fuego sagrado encendido por Dios, sino que ofrecieron fuego extraño por lo que fueron “fulminados” por Dios. También nosotros cuando servimos a Dios debemos hacerlo a la manera de Dios, para no ser castigados por él. Sigan sus instrucciones precisas.
Álvaro Méndez – Capellán ING
0 comentarios