«Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una
zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía«.
Éxodo 3: 2.
Dios se reveló a Moisés en medio de una zarza ardiente y le dio a conocer su nombre: “Yo soy el que soy” (YHWH). Moisés observó que la zarza ardía, pero que no se consumía. Allí en ese momento Dios le encomendó a Moisés la tarea de liberar al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto. Dios le dijo que le acompañaría en esa misión, pero, así como la zarza ardía y no se consumía, así Moisés experimentaría el fuego de la oposición, pero no sería consumido por ese fuego porque Dios estaría con él. Moisés tenía la victoria asegurada.
La iglesia a través de los tiempos ha sido perseguida y oprimida constantemente, pero, a pesar de esto, la iglesia, así como Moisés, tiene la victoria asegurada. Tenemos la victoria asegurada, porque el Señor dijo:“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16: 33). La iglesia es y ha sido sostenida, no por su propia fuerza, ella ha sido sostenida por la presencia de Dios, por eso la iglesia permanece y permanecerá firme y victoriosa.
La oposición se viste de diferentes maneras en la misión que Cristo te ha encomendado. Pero, así como la zarza no se consumía por el fuego, así tampoco te consumirás por el fuego de la oposición y la persecución. Es por eso que cueste lo que cueste, ¡impulsa la misión que Cristo te ha encomendado!
Dios le ordenó a Josué conquistar la tierra prometida, Josué debía esforzarse y no temer. Ahora la orden es para ti: predica el evangelio, debes esforzarte y no temer.
En Cristo,
Álvaro Méndez – Capellán ING
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